
Odio las medias distancias, en todas y cada una de sus acepciones. En primer lugar la media distancia que odio es esa que te hace plantearte si no irías más rápido en metro o en el autobús, pero esta tan cerca que, pensando estúpidamente que no necesitas un transporte, te lanzas a andar y desde el paso numero 16 y viendo como avanzas a cada metro te parece más y más lejos, suele ser el camino para ir a comprar al super, al videoclub a alquilar algo que merezca la pena, para llevarte un increíble chasco en el minuto 10 de la película de culto de turno. Es la distancia a la que no te puedes ir a vivir de un buen amigo, porque cada día te apetece menos ir a verle, y cada día eres menos amigo, joder con la media distancia traicionera donde las haya, mil veces prefiero hacer 700 km en cualquier tipo de transporte, a esos interminables 30 o 45 minutos andando y pensando en no volver a repetir ese camino...
Segunda en orden que no en importancia, es la media distancia con una persona. Ese momento imposible en que no sabes si acercarte más o salir corriendo, ese momento en que la otra persona puede estar pensando lo mismo, o no (también muy probable). Con cara de idiota y sonrisa con también pocas luces, a lo mejor balbuceas o simplemente no dices nada. Puede ser que esta sea de las peores medias distancias, porque en el fondo no se trata solamente de una separación física, mirarse a un espejo de espaldas si, más o menos podía ser así.
Por todo esto gran amigo, huye de la media distancia, monta en el autobús, el metro, acércate que no muerdo, y siempre en la corta distancia se ven las cosas mejor, con más detalle.

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