La pista llena de gente, música que retumba en mi pecho como una caja de ritmos y gente que se agolpa a mi alrededor, desesperada por pasarlo bien, a eso vienen aquí. Por mucho que cierre los ojos sigo sintiéndome aquí, eso me tranquiliza y me aturde a la vez, en una lucha entre las dos sensaciones de igual a igual, un pulso que no se puede ganar de antemano.
Mirar los ojos de la gente me dice más que hablar con ellos durante horas, se como te sientes y podrás leer tu en los míos como me siento yo. No espero nada del resto del mundo que no pueda conseguir yo a mi manera, solo, entre tanta gente, quien lo iba a pensar.
Entonces, y por un instante, noto el roce de tu piel en mi brazo, la música me golpea con más fuerza, de pronto todas las luces de la sala giran en mil colores, ¿pero como?, están dentro de mi cabeza.
Siento fuego en mi pecho y se me eriza la piel, como si la temperatura hubiese bajado 50 grados, se me hace eterno el encontrar tus ojos frente a los míos, y entonces ME REGALAS UNA SONRISA.
Soy un flan, después de verte y tragar saliva lo único que se me ocurre decirte es - Perdona, lo siento-.
Te ríes y me hundes en la miseria. Ya me puedo ir, derrotado por mi propia lengua. Pero tu, con tu voz musical me recriminas -No te creas que te vas a ir tan campante, esto no te lo perdono tan fácilmente-.
Dos lágrimas llamando a la puerta de la emoción, que muy sabia, no deja salir.
No sólo eres un regalo en esta noche, tan parecida a todas las demás, eres el regalo de debajo del árbol que lleva mi nombre, -Reacciona, imbécil, se tu mismo y cautívala para siempre, ¿o no es lo que estas deseando?-. Pero como si mi boca tuviese vida propia, y arrepintiéndome por ello todas las vidas que me queden, suelto sin control alguno, -De verdad que lo siento, ¿me dejas pasar?-.
No se como lo he hecho,¡Tierra trágame!, no puedo ni ver tu cara cuando con un -disculpa- que más bien sonaba a -acabas de borrarme la sonrisa, yo pensaba vivir contigo toda la vida, pero no estaremos hechos el uno para el otro - te apartas de mi camino y sigo entre la gente, que ya no existe, para esconderme en mi cueva y arañar hasta la última gota de mi copa para olvidar que esta noche a existido.