25/01/2006


Odio las medias distancias, en todas y cada una de sus acepciones. En primer lugar la media distancia que odio es esa que te hace plantearte si no irías más rápido en metro o en el autobús, pero esta tan cerca que, pensando estúpidamente que no necesitas un transporte, te lanzas a andar y desde el paso numero 16 y viendo como avanzas a cada metro te parece más y más lejos, suele ser el camino para ir a comprar al super, al videoclub a alquilar algo que merezca la pena, para llevarte un increíble chasco en el minuto 10 de la película de culto de turno. Es la distancia a la que no te puedes ir a vivir de un buen amigo, porque cada día te apetece menos ir a verle, y cada día eres menos amigo, joder con la media distancia traicionera donde las haya, mil veces prefiero hacer 700 km en cualquier tipo de transporte, a esos interminables 30 o 45 minutos andando y pensando en no volver a repetir ese camino...
Segunda en orden que no en importancia, es la media distancia con una persona. Ese momento imposible en que no sabes si acercarte más o salir corriendo, ese momento en que la otra persona puede estar pensando lo mismo, o no (también muy probable). Con cara de idiota y sonrisa con también pocas luces, a lo mejor balbuceas o simplemente no dices nada. Puede ser que esta sea de las peores medias distancias, porque en el fondo no se trata solamente de una separación física, mirarse a un espejo de espaldas si, más o menos podía ser así.
Por todo esto gran amigo, huye de la media distancia, monta en el autobús, el metro, acércate que no muerdo, y siempre en la corta distancia se ven las cosas mejor, con más detalle.

23/01/2006

Me apasiona empezar agendas, es más un reto propiamente dicho, que el hecho de planificar más lejos del tiempo que puedo contar. Algún día seré capaz de ordenarme, de tal manera que abarque todo mi tiempo y lo emplee en cosas que tenga apuntadas en la agenda, dios que horrible suena, todas esas cosas que sabes que no vas a hacer o que no te apetecen para nada, pero que apuntas para que no se te olviden, y van pasando de un día a otra semana, así hasta que aparecen otras cosas que suben en el ranking y van relegando a las anteriores al olvido de los días pasados. Siempre hay tiempo, para perderlo en lo que sea, mirar la pared, hurgarse la nariz, silbar para adentro... pero no para ese sin fin de cosas que me aburren al ser casi por obligación, y sustituirlo por toda esa riqueza de sutiles neuras o conductas que enriquecen mi persona.