07/12/2008

Casi sin tiempo para escribirte, casi sin ganas para hacerlo, y sobre todo, son palabras que pudiesen contar algo medio creíble o medio decente.
No se porque, pero desgraciadamente me había acostumbrado a vivir sin esperar gran cosa, simplemente no tener nada realmente importante por lo que levantarme, se me hacia tan sumamente pesado que ocupaba casi la totalidad de mi tiempo. Cuando no te sientes capaz ni de pasear con la mirada, ni de compartirte con los demás... Tiempos difíciles no para soñar, sino simplemente para ver lo que ocurre a tu alrededor.
Pienso que me hago mayor, y mientras lo pienso me "hago mayor", pienso que las cosas cambiarán y corro tras el hilo de la cometa, a sabiendas que es imposible de alcanzar pero corro, corro, corro...
Suele sonar el despertador y alegrarme el día, cuando casi todavía no puedo abrir los ojos, y aun saboreo los últimos fotogramas del sueño vespertino... Mi pensamiento se gira hacia ti, después mi cabeza y te beso, aunque no estés a mi lado, ni siquiera en la misma ciudad, en el mismo país, te beso y acaricio cada mañana. Se acabo el sueño y aun así soy feliz, y salgo a la calle, y silbo o canto mientras el chino de la peluquería de la esquina, del que no se el nombre pero todas las mañanas me saluda... sonríe, sonríe y mueve la cabeza para darme los buenos días.
No se decir porqué pero me siento en casa, entre tanto extraño habitual, entre tanta vida inconexa, entre tantas caras de sueño, de enfado, de ensimismamiento. Estoy más en casa que en mi propia casa.

25/01/2006


Odio las medias distancias, en todas y cada una de sus acepciones. En primer lugar la media distancia que odio es esa que te hace plantearte si no irías más rápido en metro o en el autobús, pero esta tan cerca que, pensando estúpidamente que no necesitas un transporte, te lanzas a andar y desde el paso numero 16 y viendo como avanzas a cada metro te parece más y más lejos, suele ser el camino para ir a comprar al super, al videoclub a alquilar algo que merezca la pena, para llevarte un increíble chasco en el minuto 10 de la película de culto de turno. Es la distancia a la que no te puedes ir a vivir de un buen amigo, porque cada día te apetece menos ir a verle, y cada día eres menos amigo, joder con la media distancia traicionera donde las haya, mil veces prefiero hacer 700 km en cualquier tipo de transporte, a esos interminables 30 o 45 minutos andando y pensando en no volver a repetir ese camino...
Segunda en orden que no en importancia, es la media distancia con una persona. Ese momento imposible en que no sabes si acercarte más o salir corriendo, ese momento en que la otra persona puede estar pensando lo mismo, o no (también muy probable). Con cara de idiota y sonrisa con también pocas luces, a lo mejor balbuceas o simplemente no dices nada. Puede ser que esta sea de las peores medias distancias, porque en el fondo no se trata solamente de una separación física, mirarse a un espejo de espaldas si, más o menos podía ser así.
Por todo esto gran amigo, huye de la media distancia, monta en el autobús, el metro, acércate que no muerdo, y siempre en la corta distancia se ven las cosas mejor, con más detalle.

23/01/2006

Me apasiona empezar agendas, es más un reto propiamente dicho, que el hecho de planificar más lejos del tiempo que puedo contar. Algún día seré capaz de ordenarme, de tal manera que abarque todo mi tiempo y lo emplee en cosas que tenga apuntadas en la agenda, dios que horrible suena, todas esas cosas que sabes que no vas a hacer o que no te apetecen para nada, pero que apuntas para que no se te olviden, y van pasando de un día a otra semana, así hasta que aparecen otras cosas que suben en el ranking y van relegando a las anteriores al olvido de los días pasados. Siempre hay tiempo, para perderlo en lo que sea, mirar la pared, hurgarse la nariz, silbar para adentro... pero no para ese sin fin de cosas que me aburren al ser casi por obligación, y sustituirlo por toda esa riqueza de sutiles neuras o conductas que enriquecen mi persona.

08/11/2005

Azul no entiende el miedo, creo que jamas la he visto sin una sonrisa de oreja a oreja, corriendo con los brazos en el aire meciéndolos sin ninguna dirección, unas veces cantando, otras riendo a carcajadas, saltando, jugando con el aire... Así es Azul.
Muchas veces tengo envidia, casi todas las veces a decir verdad, envidia de no poder ser así, de no haberlo sido nunca, de considerarme una persona gris y casi vacía a su lado. Pero su magia reside en no hacerme sentir mal, simplemente doy gracias por tenerla a mi lado, por ayudarme a poner los pies en la tierra sin llegar casi a rozarla, oírla, sentirla tan cerca. Así es Azul.

14/10/2005

Cada minuto que pasa esconde una eternidad de movimiento de ruedas, engranajes, muelles que, acompasados en perfecta unión, hacen girar con mudo estruendo todas las agujas del reloj, un segundo tras otro, minuto a minuto, contando todas las horas con la más monótona de las precisiones.
Ayer sin embargo, en una preciosa tarde gris cubierta por alfombras de otoño, en un rincón demasiado intemporal para esta olla de grillos, compartiendo melodías y caricias, algo llamo poderosamente mi atención. Rodeado de naturaleza muerta, un viejo reloj descansa, tras quien sabe cuantos años gritando a voces cada hora, controlando incansable cada segundo, y ya parados los brazos, en algún instante que pudo ser el más importante o pasar totalmente desapercibido... Quizá alguien desencantado dejo de dar cuerda, quizá el mismo reloj, decidió caprichoso conservar en secreto su propio tiempo.
Otra vez algo se me movió dentro, y descubrí que necesitaba saber que y cuando, como y porque los relojes deciden dejar de cumplir su única misión, no me resigno a pensar simplemente en un fallo mecánico, cada reloj tiene su propia historia.
La imaginación se dispara y las historias corren de un lado para otro, romances, desengaños, tristezas y alegrías, música, silencio... un "te quiero" capaz de parar el tiempo, un "te extraño" con una eterna espera, un "hasta siempre" tatuado en la esfera que impide que los brazos avancen.
Estoy aquí sentado, mirándote, deseando que el reloj se pare para siempre, grabando a fuego en mi alma cada momento, aguantando los brazos del reloj, de nuestro reloj, para tenerte siempre, para que ese hasta siempre solo pueda ser un te quiero y no pensar nunca en extrañarte. Para ti, para mi reloj, para la música de mi vida.

10/06/2005

Hace tiempo que no escribía porque tampoco tenia nada interesante que contar. Entre el trabajo, el trabajo y el trabajo, no he podido.
Bueno, la cosa es que ayer estuve con una persona muy especial para mi, hacia mucho tiempo que no la veía, mas bien, hacia mucho tiempo que la evitaba, porque no me sentía con fuerzas para verla. La verdad es que me costó bastante no decir que no, y presentarme allí, porque estaba demasiado perdido, no sabía como afrontarlo, estaba demasiado nervioso y la cabeza me iba a mil.
Serian más o menos las dos de la tarde, y quede con ella para comer, no sabia si salir corriendo y no enfrentarme cara a cara, si lo hubiese pensado más, seguramente lo habría hecho, pero tenía demasiadas ganas de verla.
Llegó y estaba increíble, preciosa, no había cambiado en nada, la veía incluso mejor que las últimas veces. Lo peor de esto es que me di cuenta que después del tiempo, seguía sintiendo exactamente lo mismo, incluso con más fuerza que antes, y claro, no se lo podía decir, no quería estropear ese rato que podía estar junto a ella. Fue todo bastante bien, un poco raro diría yo, algo distante para ser dos personas que llegaron a compartirlo todo, pero bueno, de eso no creo que tenga la culpa nadie, simplemente pasa, no te das cuenta y esa persona te parece en algunos momentos un extraño. De todas formas, me alegro de haber dado el paso, necesitaba verla aunque ahora me duela algo dentro, puedo aguantar el dolor, pero no podría aguantar el no verla.

22/04/2005

Me descubrí anoche mirando a la luna.
Hace tiempo que lo vengo haciendo pero hasta ayer no me paré a pensarlo y por más que intenté recordar cuando empecé a hacerlo o por que razón me sentía tan lunático, al momento, ahí estaba, con los ojos puestos en el cielo.
Me tranquiliza, y relaja mirar y no pensar nada, pasar las horas saltando cráteres, dibujando mi nombre en la arena y corriendo, saltando de un lado para otro, sentado en el mar de la tranquilidad, viendo el mundo desde allí arriba, como un sueño. Eso me pasa cada vez que paro y miro a la luna, y creo que después de darme cuenta ayer, a partir de ahora lo haré con más frecuencia, a veces tenemos que mirar las cosas desde arriba para poder valorarlas y darles solo la importancia que tienen, porque la luna y yo sabemos de lo que hablo.